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lunes, 12 de noviembre de 2012

Capítulo 13


Unos minutos más tarde, en casa de Lidia.
Tras una buena comida con la familia, la chica de primero de la E.S.O. se dispone a hablar con sus amigos. Enciende el ordenador, abre una página de Google Chrome y se mete en su cuenta de Tuenti. Dos notificaciones. Un mensaje privado y una petición de amistad. Lo primero es ver quién quiere agregarla. Hace click en la petición de amistad y descubre a su nuevo vecino, Carlos. Un simple “hola” aparece en su pantalla como mensaje enviado en petición de amistad, pero eso no la desanimará. Acepta sin pensárselo dos veces y comienza a observar sus fotos. Vaya, Barcelona es preciosa… y él, sale más guapo en cada foto que pasa. Al cabo de un rato, llega a una foto que le llama la atención. En ella, sale Carlos con una niña, de pequeños, sonriendo inocentemente. Ha pasado demasiado tiempo desde entonces, el chico está muy cambiado, apenas le ha reconocido. Y la chica… la chica le resulta muy familiar, esa cara, ese pelo. Mira el título de la foto: “Te quiero prima”. ¡Claro! Carlos le contó que su prima vivía en la ciudad, a lo mejor le suena de haberla visto alguna vez por allí. Echa un vistazo a las etiquetas, pero solo aparece el nombre de su vecino. ¡Qué rabia! Tendrá que esperar a preguntarle. Mientras tanto, alguien le ha hablado al chat:
-Lidia, ¿estás en el ordenador? Crea un grupo y métenos a Manu y a mí, porfa.- es Julia, cómo no. Conectada desde su móvil. Esa chica tiene una gran obsesión con su aparato telefónico. Lidia crea el grupo y los tres amigos comienzan a hablar.
Al final, deciden quedar a las seis para dar una vuelta por el barrio. Son las cuatro de la tarde cuando Lidia recuerda que tenía un mensaje privado por leer. Inicio. Notificaciones. Mensajes privados. Vaya, es un privado de Manu. ¿Cómo no le habrá dicho nada por chat? No es un chico que suela mandar muchos privados. Lo abre y comienza a leer. Dice así:
“Lidia, tenemos que hablar. Es urgente, por favor. Si puedes, llámame. Esta tarde no voy a poder decírtelo delante de Julia, porque solo quiero que lo sepas tú. No sé, es algo privado y contigo tengo más confianza. En cuanto leas este mensaje, me avisas, ¿vale?”
Lidia no sabe qué pensar. Ha dicho que es privado, pero también ha dicho que es urgente. ¿Será algo bueno? Lo mejor será hablar con él cuanto antes. Busca en el chat el nombre de su amigo y escribe:
“Manu, acabo de leer el privado. ¿Qué te parece si voy a buscarte a tu casa antes de quedar con Julia? Si quieres, salgo ya de casa”.
Bueno, aunque Manu le diga que no, ya es hora de irse arreglando. Así que, mientras espera su respuesta, comienza a vestirse. Abre el armario y se decide por unos pantalones cortos amarillos, el color favorito de Manu, y una camiseta de tirantes básica negra. Está terminando de vestirse cuando un pitido le anuncia que alguien le ha hablado al chat. Abre la ventana y lee:
“Lo siento, acabo de verlo. Por favor, vente para mi casa. Estoy fatal.”
Lidia no puede creerse lo que está leyendo. ¿Qué le habrá pasado a su mejor amigo para que se sienta así? Él es un chico alegre, nunca está triste. Decidido, hoy no hay tiempo para maquillaje. Se peina, coge las llaves, se despide de su familia y sale por la puerta. Baja las escaleras, saluda a algún que otro vecino sin importancia y llega a la calle. Buff, hace un poco de frío. Se ha puesto demasiado veraniega para estar en septiembre. Es igual, el frío se puede aguantar. Hoy, lo principal es ayudar a  un amigo. Tras diez minutos de camino, Lidia llega al portal de Manu. Busca su piso y llama al telefonillo. Al cabo de un rato, responde una voz:
-¿Si?
-Manu, soy Lidia.
-Sube, por favor.
La chica abre la puerta y sube por las escaleras, nunca le han gustado demasiado los ascensores. Llama al timbre y espera a su amigo. La puerta se abre. Manu lleva puesto todavía el uniforme del colegio y está sin peinar; tiene la cara hinchada y los ojos húmedos. Al parecer, ha estado llorando. A Lidia se le rompe el corazón al ver así a su amigo y se lanza a sus brazos. Los dos amigos se funden en un cálido abrazo que dura varios minutos. 

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