Seguidores

viernes, 19 de octubre de 2012

Capítulo 10



Marcos sigue pensando cómo conseguir que esa chica le haga caso. Se ha reído de ella, la ha llamado y le ha dado golpecitos en la silla, ¿qué más puede hacer? Eso de ser caballeroso nunca ha sido lo suyo, pero… ¿y si…? Ya está, lo tiene. Abre la boca y comienza a cantar unas estrofas de su canción favorita:
- Porque te quiero, por encima de cualquier pero. Más allá del poderoso caballero don dinero…
Hace una pausa, y espera la reacción de su compañera. Julia levanta la cabeza. ¿Eso que ha oído era la voz de Marcos? ¡Guau! Tiene una voz preciosa y canta genial. Pero, esa canción… le suena demasiado. ¡Claro! El novio de Valen la canta a todas horas, le encanta el rap. Es de Nach, cree recordar. Sí, se llama “amor libre” o algo parecido. Hasta ahora no la había escuchado con atención, pero tiene una letra preciosa. Cuando llegue a casa, se la descargará. De fondo, Marcos continúa cantando:
-Todos tus detalles, todos tus destellos son astros en el cielo y no puedo vivir sin ellos. ¿No crees que es lógico que me obsesiones? Pintar en tu cara sonrisas la mayor de mis pasiones es…
A cada palabra le gusta más la canción. Julia sonríe. No puede creer que ese chico tenga sentimientos ocultos. Es preciosa. Ella se enamoraría si alguien le dijese esas palabras con sinceridad. Pero por desgracia, nunca ha oído a Sergio cantar algo parecido… Marcos se desespera, ¿es que esta chica no va a contestar nunca? Llegó la hora del estribillo:
-Mírame, ámame. Sabes que tu amor me hace libre. No pasa el tiempo si te tengo al lado, no existen sombras desde que has llegado me has iluminado. Tócame, siénteme. Sabes que tu amor me hace invencible. No pasa nada malo porque estas al lado, tu amor hace libre a este loco enamorado.
Julia disfruta más a cada momento, pero no puede decirle nada. Apenas le conoce. Marcos sigue esperando una sola palabra, pero no escucha nada. No puede darse por vencido, de modo que dice:
-Eh, tú. La de delante. Que te estoy hablando a ti.
Julia se sonroja, ¿la ha hablado a ella? Da igual, contestará de todas formas:
-¿Que me estás hablando? ¿Y qué me has dicho? Porque yo no he oído nada.
Marcos sonríe. Por fin le ha hablado. Sabe perfectamente que ha oído la canción, pero dice con tranquilidad:
-¿No has oído nada? La canción y tal…
Julia pone cara de no entender nada, pero lo único que desea es que ese chico vuelva a cantar. Marcos habla:
-Pues no te preocupes, que te la vuelvo a cantar.
Porque te quiero, por encima de cualquier pero. Más allá del poderoso caballero don dinero…
Julia sonríe, ese chico se lo tiene muy creído. Piensa una respuesta adecuada y por fin dice:
-Ah, eso… Sí que lo había escuchado, pero no veo razón para darme por aludida, ¿no? Que yo sepa no me conoces de nada.
-Bueno, pues me presento. Soy Marcos, encantado de conocerte.- y, tras decir todo eso, guiña un ojo y le tiende la mano.
Julia no puede creérselo. ¿Ese chico acaba de guiñarle un ojo? Con lo de la canción se ha olvidado de que era “el imbécil de Marcos”, de modo que responde:
-Yo soy Julia. Encantada también.
Marcos sonríe, ya se ha ganado su confianza. El timbre suena y el profesor dice que pueden volver a sus casas, la presentación ha terminado. Mañana comenzarán las clases. Julia recoge sus cosas y sale de clase con Manu y Lidia. La chica no puede parar de sonreír.

domingo, 14 de octubre de 2012

Capítulo 9



Ya en clase. Marcos y Sergio entran los últimos por la puerta. Todos los demás ya han cogido buenos sitios. Mierda, ahora seguro que solo quedan mesas libres en primera fila. Marcos empieza a mirar por la clase. Hay tres sitios. Dos en primera fila y uno en la penúltima. Joder, solo hay uno. Es igual, echará a algún pardillo de la última fila.
-Eh, Sergio. Ven conmigo.
Los dos chicos se dirigen al final de la clase. Julia los ve llegar, van en dirección hacia ella. Mira a su alrededor. Solo hay un sitio libre, y está a su lado. Por favor, que se siente Sergio, y Marcos se vaya lejos. Justo detrás de ella, está sentado un chico bajito, con gafas y un tanto tímido. Marcos pasa por su lado y se dirige al chaval:
-Eh, tú. Cuatro ojos. Levanta, que ese es mi sitio. Tú puedes irte a la primera fila.
-Pero Marcos, ¿qué haces? Déjale, que él ha llegado primero.- dice Sergio con un tono de preocupación.
-Calla Sergio. Este es mi sitio. Y eso no va a cambiar.
El chico de las gafitas levanta la mirada y ve el rostro enfurecido de Marcos. Será mejor no dar problemas, ese chico ha repetido curso y no parece ser muy buena compañía. Se levanta, recoge sus cosas y  se va sin pronunciar palabra alguna.
-Así mucho mejor. Estos pardillos se creen que pueden sentarse en última fila.
Marcos deja caer la mochila y se sienta en el pupitre. Sergio mira a su amigo y sonríe. Este chico no tiene remedio. Se sienta y mira a su izquierda, Laura está a su lado. Perfecto, pasará los primeros días de clase junto a su mejor amiga. A su derecha, Julia  resopla. Genial, ahora tendrá que aguantar al imbécil de Marcos.
El tutor entra por la puerta. Es un hombre de unos cuarenta años, bajito y encorvado. Tiene los ojos verdes, y lleva puesta una camisa de cuadros que no le favorece mucho. Su cara no transmite ni mucho menos simpatía. Manda callar unas cuantas veces y comienza a hablar sobre el importante cambio de primaria a secundaria, los porcentajes de las notas, las excursiones y otras cosas relacionadas con el curso. Julia desconecta, no le interesa mucho escuchar a ese hombre. Saca una hoja de papel y comienza a dibujar. Otra de sus grandes pasiones, desde pequeñita le ha encantado hacer dibujos y se le da bastante bien. Pero jamás ha aprobado los graffitis, es algo a lo que no le ve sentido alguno. Para ella, pintar paredes no es arte. Continúa dibujando hasta que nota una presencia cerca. Levanta la mirada y descubre a su tutor mirándola muy serio:
-¿Señorita…?
-Julia.
El tutor revisa la lista del alumnado.
-Ah, sí. Aquí está. Señorita Martínez. ¿Puede entregarme eso que tiene entre las manos?
Julia resopla. Genial, el primer día y ya la ha cagado. Coge el papel y se lo entrega al profesor.
-Sí, tiene talento. Muy bonito, señorita. Pero siento comunicarle que no estamos en clase de arte. Hoy puedo pasarlo por alto porque es el primer día. Pero que no se vuelva a repetir.
El profesor le devuelve el papel. Julia respira aliviada, menos mal. Tendrá que tener más cuidado la próxima vez. De repente, escucha algo que no le gusta nada, es la risa de Marcos. ¿Se está riendo de ella?
-Vaya comienzo de curso, señorita Martínez.-dice con ironía.
Confirmado. Se está riendo de ella. ¿Por qué es tan imbécil, joder? Da igual, lo mejor es ignorarle. Agacha la cabeza y atiende al tutor. Marcos se sorprende. Esperaba una respuesta malsonante o algo por el estilo, por parte de su compañera. Esa chica es dura, primero le rechaza en Tuenti y ahora ni siquiera le habla. Pues tendrá que currárselo. Conseguirá hacerla de rabiar. Eso se le da de lujo. Comienza con unos simples:
-¡¡Chsst, chssst!!
Pero Julia no hace caso. Unos golpecitos en la silla no irán nada mal, esto de estar sentado detrás suya tiene muchas ventajas. Nada, la chica sigue sin reaccionar. ¿Se da por vencido? No, nunca.

sábado, 6 de octubre de 2012

Capítulo 8



Tras cuarenta interminables minutos, la directora finaliza su discurso. El jefe de estudios comienza a nombrar uno por uno a todos los alumnos del centro. Esto será corto. Sergio está en primero B, de modo que le nombrarán pronto. Todos los alumnos de primero A salen del salón. Ahora le toca a su clase. Uno a uno, sus compañeros de clase van saliendo. “Martínez, Julia”, la chica escucha su nombre, pero permanece sentada. El jefe de estudios no se da cuenta y sigue leyendo. Pero hay alguien que si se ha percatado de su indiferencia, Sergio. ¿Por qué no se levanta? La han nombrado, se supone que tiene que salir del salón, ¿no? ¡Qué raro! Por fin llega su turno: “Sánchez, Sergio”. El chico se levanta y camina por el pasillo central. Al llegar a la butaca de Julia, se detiene.
-Julia, vamos. Te han nombrado hace un rato.
-Ya lo sé.
-¿Y por qué no sales del salón?
-No lo sé, ¿a quién le importa? Nadie se ha dado cuenta.- Julia está triste. No tiene ninguna expresión facial, pero ese brillo en los ojos la delata. Sergio no se da por vencido:
-Sí, yo me he dado cuenta. Vamos, tenemos que subir a clase.- y sin dejar que Julia pronuncie una sola palabra, la coge del brazo y tira de ella hacia el pasillo. La chica no se resiste, Sergio vuelve a preocuparse por ella. Es increíble. Caminan hasta la salida y, una vez allí, Sergio se dispone a hablar:
-Julia, ¿qué te pasa? Tú eres una chica alegre, nunca estás triste. Es el primer día de instituto, ya sé que nos costará adaptarnos y eso, pero no es motivo para estar triste. Mira, siento mucho lo de ayer, sé que estuve demasiado borde, pero no era mi intención, en serio. Te hablé al Tuenti, te mandé un mensaje disculpándome pero no respondiste. Somos amigos desde siempre, ¿te acuerdas de nuestra promesa? Un día como hoy, hace nueve años. Tú estabas triste porque empezábamos el colegio, pero yo te dije: “Tranquila, yo cuidaré de ti como hace tu mamá”. Pues aquí estoy, intentando que sonrías, intentando cumplir mi promesa. Porque yo, cuando prometo algo, lo cumplo. Y más si es por alguien que me importa.
Julia no puede creer lo que acaba de presenciar. Sergio se está disculpando. Sergio se acuerda de aquella promesa, aquella promesa que estaba olvidada, guardada en algún pequeño cajón. Sergio ha dicho que ella es importante para él. Ya está, no puede estar triste más tiempo, su amigo ha conseguido alegrarle el día. La chica deja de prestarle atención y simplemente le abraza. Le abraza como nunca lo ha hecho, apoya la cabeza en su pecho y cierra los ojos. El chico sonríe y la rodea por la cintura. Sigue siendo su chica, no la ha perdido. Permanecen unidos un largo rato hasta que…
-Ejem, siento interrumpir, parejita. Pero hay que subir a clase.
Julia se gira, les han pillado ¡qué vergüenza! Un momento, ese chico le resulta familiar. Ese pelo, esos ojos… Genial. Es el imbécil de Marcos. Cada día le odia más, ¿quién se ha creído para interrumpir el mejor abrazo de su vida? Le mira con odio, se despide de Sergio y sube las escaleras con sus dos mejores amigos.
-Joder, Sergio. ¿Pero no decías que no te interesaba? A ver si te aclaras de una vez, macho.
-Y no me interesa, es mi amiga. Solo eso. Julia estaba mal y yo la he ayudado.
-Ya claro, ¿y ese abrazo con sonrisa de enamorados qué era? ¿Imaginaciones mías o qué?
Mierda. Se le ha notado demasiado. Marcos es un bocazas. Siempre tan inoportuno. Sergio se enfada, si su amigo no hubiese aparecido…
-Marcos tío. Piensa lo que te dé la gana. No me interesa Julia. Por mí como si te la tiras. Deja el tema ya, ¿no?
-Vale, vale. Tampoco hay que ponerse así.
-Lo siento, tío. Es que estás muy pesado.
-Tranquilo, no pasa nada. Venga, vamos a clase. Que sino llegaremos tarde.
Y los dos amigos comienzan a subir las escaleras.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Capítulo 7



Nueve de la mañana. En la otra punta de la ciudad.
Sergio abre los ojos lentamente. Está totalmente arropado y con los cascos puestos. Ha refrescado bastante, pronto llegará el otoño. Anoche se acostó llorando, con la música a todo volumen taladrándole el cerebro. Esperó durante horas una respuesta a aquel mensaje pero, esas palabras de reconciliación que le encantaría haber escuchado, nunca llegaron. A las doce, se decidió a enviarle un nuevo mensaje. Estaba escribiendo cuando unas letras aparecieron en su ventanita del chat: “Julia se ha desconectado”. Fue el empujoncito que necesitaba para darse cuenta de la realidad. Para darse cuenta de que lo que sentía por aquella chica era mucho más que aprecio y cariño. Para darse cuenta de que estaba empezando a enamorarse de una vieja amistad. En ese momento, algo en su interior se rompió, como las frágiles ramas de un árbol. Esa tarde había metido la pata, la había metido hasta el fondo. Sin embargo, no estaba dispuesto a perder una oportunidad así, mañana hablaría con ella. Sí, eso era justo lo que necesitaba.
Había llegado el momento, hoy sería el día más importante de su vida. Sergio sale de la cama y entra en el baño. No le apetece desayunar, ¿para qué? Es alérgico a los lácteos, y un zumo a esas horas de la mañana no sirve de mucho. Se lava la cara y se echa un vistazo en el espejo. Hoy no le gusta nada su aspecto, parece un vampiro con esas ojeras negras que marcan su rostro. Hay tiempo de darse una buena ducha, quizás cuando salga esté más positivo. Enciende el móvil, pone una de sus canciones favoritas de Nach y se mete en la ducha. Deja que el agua golpee su espalda e intenta poner la mente en blanco. Por un momento lo consigue, la música invade su mente y comienza a relajarse. Tararea todas y cada una de las canciones hasta que su padre entra en el baño:
-Sergio, date prisa si no quieres llegar tarde. Son las nueve y media.
¿Ha dicho las nueve y media? Joder, eso de relajarse se le ha hecho demasiado largo. Sergio cierra el grifo y sale de la ducha. Coge una toalla y comienza a secarse. Pantalones grises. Polo blanco. Jersey verde y calcetines azules. Odia el uniforme. Se seca el pelo con la toalla y se peina como puede. Nunca ha sido demasiado coqueto. Así basta, un último vistazo y listo. Entra en su habitación, coge la mochila y sale a la calle sin despedirse de nadie. El instituto está bastante lejos de su casa, pero conoce un atajo. Atraviesa el Parque de las Comunidades y se mete por un estrecho callejón. Sale a una amplia carretera y espera paciente a que el semáforo se ponga en verde. Cruza, gira a la derecha, un par de calles más y… El conserje está a punto de cerrar la puerta. Llega tarde, como siempre. Sergio echa a correr y comienza a gritar:
-¡¡¡Espere!!! Por favor, es mi primer día de instituto y no puedo faltar.
-Anda pasa, chaval. Pero no te acostumbres.-dice el conserje con una sonrisa.
-Muchas gracias.
Sergio entra y comienza a correr hacia el salón de actos. Menos mal, las puertas todavía están abiertas. Entra con un grupo de alumnos mayores y coge sitio donde puede. Empieza a buscar a Julia, revisa todas y cada una de las filas de butacas hasta que por fin la encuentra. Está en la quinta fila, junto a Manu y Lidia. Cuando termine la presentación, intentará hablar con ella.