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lunes, 17 de diciembre de 2012

Capítulo 23


14 de septiembre. Siete y diecisiete de la mañana. Una de las canciones de One Direction invade la habitación de Lidia. La chica abre los ojos lentamente. No está acostumbrada a madrugar, así que deja sonar la canción hasta que finalmente se levanta. Si Julia estuviese ahí, jamás la habría dejado sonar completa. Su amiga odia a esos cinco chicos londinenses, nunca le han gustado demasiado las boybands, piensa que es algo pasado de moda. Bueno, no es momento de ponerse a pensar en Julia. Es el primer día oficial de clase después de la presentación y tiene que estar guapa. Sale de la cama y se mira al espejo. Buf, esas ojeras no son de este mundo, demasiado tiempo sin madrugar, hoy tocará usar el corrector. Lo primero es desayunar, no hay muchas ganas pero su estómago lo agradecerá a media mañana. Entra en la cocina y se prepara un vaso de leche con Nesquik. No le apetece comer nada, así que coge una mandarina para comérsela en el recreo, un poco de vitamina para una mañana de instituto. Entra en su habitación y se viste, otra vez el mismo uniforme de todos los años. Un poco de maquillaje y lista para salir a la calle. Se despide de su madre y sale de casa. Este año su padre tiene el turno de mañana, la verdad es que se le hace raro levantarse sin ese olor a café y a tostadas con mermelada que inundaba toda la casa por las mañanas. Se acabará acostumbrando. Cierra la puerta de casa y oye unos pasos en las escaleras, se esconde detrás de una columna y espera a que su vecino pase. Finalmente, se asoma y comprueba que sus sospechas se han cumplido, era Carlos. No le apetece encontrarse con él, anoche la ignoró en Tuenti y no es plan de echárselo en cara. Espera unos instantes hasta que oye la puerta del portal cerrarse y baja las escaleras. Un último vistazo en el espejo del vestíbulo y sale a la calle. El cielo está oscuro y las calles están totalmente desiertas. ¿Dónde se ha metido su vecino? La respuesta no tarda en llegar. La chica nota cómo alguien le coge por la cintura y le dice al oído:
-Buenos días, princesa.
Lidia sonríe. Ese chico sí que sabe cómo tratar a las chicas. Se da la vuelta y dice, para sorpresa del chico:
-Buenos días, mi príncipe.
¿Habrá sonado un poco cursi? Una sonrisa dibujada en la cara del chico le indica que, haya sido cursi o no, le ha gustado. Eso es lo importante. Sus miradas coinciden y el tiempo se detiene por un momento. Comienzan a acercarse poco a poco, pero finalmente el chico sonríe y dice:
-Vamos, que si no llegamos tarde.
Después de lo que pasó ayer no quiere volver a arriesgarse. Quiere conocer bien a su nueva vecina antes de dar el primer paso. No es bueno precipitarse. Además, anoche no respondió al chat cuando ella le habló. Ha estado toda la noche pensando cómo sacar el tema, pero no ha encontrado la forma, lo dejará pasar. Ambos caminan charlando animadamente hasta que llegan a la puerta del instituto:
-Ven, quiero que conozcas a mis amigos.-dice la chica y le coge del brazo obligándole a caminar.
Llegan al otro lado del patio y Manu observa con curiosidad a su amiga. ¿Quién ese chico que va con ella? Lidia llega ante su amigo y lo primero que dice es:
-¿Y Julia? ¿No ha venido?
Manu responde:
-No, la he estado esperando más de diez minutos y no ha aparecido, así que supongo que vendrá ahora con su padre en coche.
-¿Llevas mucho tiempo aquí solo?
-¡Qué va, solo un rato! Bueno, ¿me presentas a tu amigo?
Carlos, que había permanecido toda la conversación distraído, levanta la cabeza y sonríe. Lidia le coge del brazo y dice:
-Claro, este es Carlos, mi nuevo vecino, el primo de Laura. Se ha mudado a la ciudad y no conoce a casi nadie. Va a segundo.-y, tras esa breve explicación se gira para mirar a Carlos y dice- Carlos, este es Manu, mi mejor amigo.
Los dos chicos se dan un apretón de manos y pronuncian un “encantado de conocerte” mutuo. El timbre suena y todos suben las escaleras preguntándose dónde demonios se ha metido Julia.

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