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miércoles, 12 de diciembre de 2012

Capítulo 22


Por la noche, en casa de Julia.
-Ya están otra vez discutiendo. Tengo miedo, Valen.
-Tranquila, pequeña. No pasa nada, solo son pequeñas discusiones.
-Ya, pero es que últimamente todos los días tienen pequeñas discusiones, y tengo miedo. Tengo miedo de que algún día una de esas pequeñas discusiones llegue a algo más, se rompa el lazo que les une y se separen definitivamente. No podría vivir sin papá y mamá juntos.
Valen duda, no sabe qué decir. La verdad es que ella también tiene miedo, pero no puede admitirlo. Tiene que intentar animar a su hermana, de modo que dice:
-Eso no va a pasar, ¿me oyes pequeña? Eso no va a pasar.
Las dos hermanas, que han permanecido sentadas en la cama un buen rato, se abrazan e intentan sonreír. Valentina le da un beso en la mejilla y le dice dulcemente:
-Vamos, a la cama. Que ya es hora de irse a dormir. No pienses en eso, que mañana será otro día.
Julia hace caso a su hermana y regresa a su habitación, no sin antes despedirse de ella. Valen continúa sentada en la cama. Está triste, intenta aparentar ser fuerte delante de su hermana, porque no quiere verla sufrir. Pero, cuando se queda sola, vuelve a ser ella. Siempre ha sido de lágrima fácil, es algo que no puede evitar. Coge el móvil y llama a su novio. Es la única forma que se le ocurre para no pensar en ello, además, necesita consuelo. Busca en sus contactos y le da a llamar. Tres pitidos y se oye una voz al otro lado de la línea:
-Hola, mi vida.
-Hola.-responde la chica sin mucho ánimo.
-¿Qué tal, cariño?
-Bueno, he estado mejor. ¿Y tú?
-Pues si me dices eso, me pongo triste. ¿Qué ha pasado?
-Nada, lo de siempre. Que mis padres ya están otra vez igual.
-Joder, ¿no se van a cansar nunca? ¿Es que no se dan cuenta de que tu hermana y tú sufrís viéndoles así?
-No lo sé, pero si las cosas siguen así, estoy segura de que algún día se separarán.-y, al pronunciar esa frase, la chica rompe a llorar.
-Eh, mi amor. No llores. ¿Quieres que vaya a verte?
-Es igual, ya es de noche.-dice la chica.
-Tarde, estoy de camino.
Jaime, nada más ver que su novia le estaba llamando, supo que pasaba algo. Siempre hablaban por Whatsapp o por Tuenti, y ya era tarde para hablar por teléfono. De modo que salió de casa en dirección a la de Valentina. Viven a dos calles de distancia, así que pronto llegará a su destino. Ha quedado con la chica en cinco minutos en su portal. Tiene unas ganas enormes de darle un abrazo y un beso. No le gusta verla mal.
Mientras tanto, en otra habitación de la casa de los Martínez, Julia permanece sentada en su escritorio. Se siente rara. Ya no es solo lo de sus padres, es algo que tiene que ver con Marcos. Ha hablado con Sergio y han aclarado las cosas. El chico no tiene nada en su contra y no sabe por qué Marcos está actuando de esa forma con ella. Al principio parecía que habían congeniado, pero en menos de veinticuatro horas todo ha cambiado por completo. Sergio la ha advertido que su amigo es muy orgulloso y jamás la pedirá perdón, así que si ella no se arrastra, estarán bastante tiempo sin hablarse. Le ha alegrado saber que el chico confía en ella, pero se siente mal por lo que ha pasado con Marcos. Entra en Tuenti y mira el estado de este último. Solo una palabra: “Niñata.” Con eso lo deja todo claro, se ha enfadado bastante con ella. A ver qué pasa mañana. En ese momento, Valentina entra en su habitación y la avisa de que va a salir un momento. Julia promete cubrirla si sus padres preguntan por ella, algo casi imposible, ya que están enfadados. La hermana mayor sale de casa y, al cabo de un rato, Julia se queda dormida.

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