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domingo, 14 de octubre de 2012

Capítulo 9



Ya en clase. Marcos y Sergio entran los últimos por la puerta. Todos los demás ya han cogido buenos sitios. Mierda, ahora seguro que solo quedan mesas libres en primera fila. Marcos empieza a mirar por la clase. Hay tres sitios. Dos en primera fila y uno en la penúltima. Joder, solo hay uno. Es igual, echará a algún pardillo de la última fila.
-Eh, Sergio. Ven conmigo.
Los dos chicos se dirigen al final de la clase. Julia los ve llegar, van en dirección hacia ella. Mira a su alrededor. Solo hay un sitio libre, y está a su lado. Por favor, que se siente Sergio, y Marcos se vaya lejos. Justo detrás de ella, está sentado un chico bajito, con gafas y un tanto tímido. Marcos pasa por su lado y se dirige al chaval:
-Eh, tú. Cuatro ojos. Levanta, que ese es mi sitio. Tú puedes irte a la primera fila.
-Pero Marcos, ¿qué haces? Déjale, que él ha llegado primero.- dice Sergio con un tono de preocupación.
-Calla Sergio. Este es mi sitio. Y eso no va a cambiar.
El chico de las gafitas levanta la mirada y ve el rostro enfurecido de Marcos. Será mejor no dar problemas, ese chico ha repetido curso y no parece ser muy buena compañía. Se levanta, recoge sus cosas y  se va sin pronunciar palabra alguna.
-Así mucho mejor. Estos pardillos se creen que pueden sentarse en última fila.
Marcos deja caer la mochila y se sienta en el pupitre. Sergio mira a su amigo y sonríe. Este chico no tiene remedio. Se sienta y mira a su izquierda, Laura está a su lado. Perfecto, pasará los primeros días de clase junto a su mejor amiga. A su derecha, Julia  resopla. Genial, ahora tendrá que aguantar al imbécil de Marcos.
El tutor entra por la puerta. Es un hombre de unos cuarenta años, bajito y encorvado. Tiene los ojos verdes, y lleva puesta una camisa de cuadros que no le favorece mucho. Su cara no transmite ni mucho menos simpatía. Manda callar unas cuantas veces y comienza a hablar sobre el importante cambio de primaria a secundaria, los porcentajes de las notas, las excursiones y otras cosas relacionadas con el curso. Julia desconecta, no le interesa mucho escuchar a ese hombre. Saca una hoja de papel y comienza a dibujar. Otra de sus grandes pasiones, desde pequeñita le ha encantado hacer dibujos y se le da bastante bien. Pero jamás ha aprobado los graffitis, es algo a lo que no le ve sentido alguno. Para ella, pintar paredes no es arte. Continúa dibujando hasta que nota una presencia cerca. Levanta la mirada y descubre a su tutor mirándola muy serio:
-¿Señorita…?
-Julia.
El tutor revisa la lista del alumnado.
-Ah, sí. Aquí está. Señorita Martínez. ¿Puede entregarme eso que tiene entre las manos?
Julia resopla. Genial, el primer día y ya la ha cagado. Coge el papel y se lo entrega al profesor.
-Sí, tiene talento. Muy bonito, señorita. Pero siento comunicarle que no estamos en clase de arte. Hoy puedo pasarlo por alto porque es el primer día. Pero que no se vuelva a repetir.
El profesor le devuelve el papel. Julia respira aliviada, menos mal. Tendrá que tener más cuidado la próxima vez. De repente, escucha algo que no le gusta nada, es la risa de Marcos. ¿Se está riendo de ella?
-Vaya comienzo de curso, señorita Martínez.-dice con ironía.
Confirmado. Se está riendo de ella. ¿Por qué es tan imbécil, joder? Da igual, lo mejor es ignorarle. Agacha la cabeza y atiende al tutor. Marcos se sorprende. Esperaba una respuesta malsonante o algo por el estilo, por parte de su compañera. Esa chica es dura, primero le rechaza en Tuenti y ahora ni siquiera le habla. Pues tendrá que currárselo. Conseguirá hacerla de rabiar. Eso se le da de lujo. Comienza con unos simples:
-¡¡Chsst, chssst!!
Pero Julia no hace caso. Unos golpecitos en la silla no irán nada mal, esto de estar sentado detrás suya tiene muchas ventajas. Nada, la chica sigue sin reaccionar. ¿Se da por vencido? No, nunca.

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