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miércoles, 13 de marzo de 2013

Capítulo 33


-¿Sí?
-Hola. Acabo de terminar de hablar con ella. ¿Voy para tu casa y te cuento?
-Es que… he quedado con Carlos en diez minutos.
-Ah, pues si quieres lo dejamos para otro día.
-No, no. Esto es más importante. ¿Te parece si lo hablamos entre los tres?
-Claro, ¿por qué no?
-Perfecto. En diez minutos en mi portal.
-Vale.
Lidia cuelga el teléfono. Se siente rara. Por una parte, quería quedarse a solas con Carlos, pero por otra, está enamorada de Manu. La situación se le ha ido de las manos y, finalmente, va a quedar con los dos chicos que le gustan. Bueno, al menos, tiene seguro que no pasará nada. Sin embargo, no sabe si ha hecho bien al decidir hablarlo entre los tres. Al fin y al cabo, se ha enfadado con su amiga por Carlos. ¿No se supone que él no debería enterarse de nada? Joder, le va a resultar imposible hablar del tema con él. ¿Qué hace? Cree que lo mejor será hablar solo con Manu y dejar la cita con Carlos para otro día. Coge el móvil y llama a su vecino:
-¿Si? ¿Ya estás lista?-pregunta una voz algo confundida al otro lado de la línea.
-No. Es que, no puedo quedar contigo ahora.-responde la chica temerosa.
-No te da tiempo, ¿verdad? Lo sabía.
-No, no es eso. Es que mi abuelo ha venido de visita y hace mucho tiempo que le veo. Me gustaría pasar algo de tiempo con él.
-Claro, no pasa nada, preciosa. Mañana nos vemos en clase.
-Gracias por entenderlo.-dice Lidia con una sonrisa.
-Tranquila, a ti te lo perdono todo.
Un par de palabras bonitas más, y ambos cuelgan el teléfono. Carlos suspira, ya casi estaba preparado. Era su oportunidad de estar a solas con su nueva vecina, la misma que no paraba de rondar sus pensamientos. Desde que la conoció, desde que la salvó de aquel accidente de coche, no puede parar de imaginar miles de historias junto a ella. Bueno, ya que tiene la tarde libre, intentará hablar con su hermana por Skype para desconectar un poco. Se sienta en la cama y coloca el portátil sobre su regazo. Lo enciende y entra en la red social. Por suerte, Marta está conectada. Abre una nueva ventanita y en seguida, su hermana acepta su invitación.
-Hola.-dice la chica sonriente.
-Hola, pequeña.-responde Carlos observándola con atención. Esta vez lleva el pelo recogido en una bonita trenza de espiga, y sus preciosos ojos verdes desprenden una luz especial.
-¿Qué tal está papá? ¿Alguna novedad por Madrid?-pregunta la chica algo preocupada.
-Papá está bien, siempre nos hemos llevado bastante bien, así que no le doy problemas. ¿Por qué lo preguntas?
-Por nada, es solo que… da igual, serán cosas mías.
-No, pequeña. Tú siempre has sido muy observadora. Cuéntame qué te preocupa.
-Pues… que últimamente mamá se arregla más de lo normal, sale por la noche con “sus amigas” y vuelve tarde. Yo creo que ha encontrado a algún hombre, y tengo miedo.
Carlos se queda un rato pensativo. Parecerá ridículo, pero es que nunca contempló la posibilidad de que alguno de sus padres rehiciese su vida con otra persona. La información que le ha proporcionado su hermana le preocupa, pero lo cierto es que no hay nada confirmado.
-Pero, tú no sabes con exactitud si está saliendo con alguien. A lo mejor solo se refugia en sus amigas para superar este mal trecho.
 -Ya, pero… ¿y si hay alguien que ocupa de nuevo su corazón?
-Pues si hay alguien que ocupa su corazón no pasa nada. Mamá tiene derecho a ser feliz de nuevo. Las cosas entre ella y papá jamás se arreglarán. Y por duro que resulte, tenemos que asumirlo. Si mamá se echa novio, tendrás que aceptarle tal como es.
-Pero no quiero reemplazar a papá.-dice la chica con los ojos llorosos.
Carlos duda, quizás ha sido demasiado duro con su hermana. Al fin y al cabo, es solo una niña.
-Marta, jamás vas a reemplazar a papá. Simplemente será un hombre que quiera a mamá y que la haga feliz. Pero papá siempre será tu padre y te querrá muchísimo. Eso no lo olvides.
-Gracias por intentar animarme, pero no quiero que mamá rehaga su vida con otra persona que no sea papá. Porque eso significaría que ya no hay posibilidades de que lo arreglen.
-Eres demasiado pequeña para preocuparte por esas cosas, no adelantes acontecimientos y sé feliz, ¿vale?
-Lo intentaré.-responde la chica poco convencida.-Tengo que irme, tengo clase de tenis.
-Vale, pásalo bien y no te olvides de sonreír, pequeña.
Carlos esboza una amplia sonrisa y se despide de su hermana. Apaga el ordenador y se asoma a la ventana. Vaya, ha empezado a llover de repente. Limpia el cristal empañado y mira afuera. Los árboles están comenzando a perder las hojas y el suelo se tiñe de marrón. Algunas parejas caminan agarradas de la mano bajo un paraguas y luego… están esos dos adolescentes, pasándolo bien y mojándose bajo la lluvia. Pero, un momento, ¿esa no es Lidia? Sí, y el que va con ella no es otro que Manu. ¿No se supone que quería pasar tiempo con su abuelo? Joder, a veces, de bueno parece tonto. Su vecina, la nueva chica de sus sueños, no quiere pasar tiempo con él. Y él ni siquiera se había dado cuenta. Mañana le pedirá una explicación, pero mientras tanto, toca rayarse. Baja la persiana y se tumba sobre la cama. Lo que había empezado siendo un buen día, ha acabado siendo uno de los peores días de su vida.

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