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miércoles, 13 de febrero de 2013

Capítulo 31


A eso de las cinco, en una bonita urbanización.
-¡Sí! Lo has conseguido. Me has dado un pase limpio sin problemas.
-Voy mejorando poco a poco.
Carlos sonríe. Hace una hora que llamó al telefonillo de su amiga para enseñarla a jugar al fútbol. Le costó convencerla, pero al final cedió y bajó con él. Al principio, la chica no daba ni una. Pero, después de unas cuantas risas y algún que otro abrazo, ya parece que se defiende. Realmente, está empezando a gustarle su nueva vecina.
-Bueno, ahora toca aprender a tirar a portería.
-¿Qué? ¿En serio? Con lo que me ha costado esto.
-Venga, que no pasa nada. Yo hago de portero. Intenta meterme gol.
La chica coge el balón y lo coloca en el suelo. Se coloca frente a él y le da una patada lo más fuerte que puede. Sin embargo, la pelota se desvía y no entra en la portería. Carlos suelta una pequeña risita.
-¿Y tú de qué te ríes?- dice la chica fingiendo que se enfada.
-Tienes la puntería un pelín desviada, ¿no?
-Vas a enseñar a jugar al fútbol a quien yo te diga.
-No te enfades, tonta. Venga que yo te enseño-y, tras aproximarse a ella, le dice-tienes que colocarte así, mira.
Carlos rodea a la chica por la cintura y hace que gire la cadera. Lidia se siente como en una nube y no puede prestar atención a lo que el chico intenta explicarla.
-Inténtalo ahora, preciosa.
La chica vuelve a la realidad, no se ha enterado de nada, pero habrá que intentarlo. Le da una patada al balón y, para sorpresa de ambos, entra en la portería. Carlos aplaude su gesto impresionado. La chica hace una reverencia y dice:
-Bueno, ahora sí, vamos a dejarlo, que estoy cansada.
-Vale, mañana más.
-¿Qué?- dice la chica incrédula.
-Es broma, tonta. Lo has hecho muy bien. ¿Me ducho y damos una vuelta?
-Sí, por favor. No me gusta hacer deporte, sudo demasiado. ¿Quedamos en media hora en el portal?
-¿Media hora solo? ¿Crees que te dará tiempo?-dice el chico con una sonrisa burlona.
-Tienes razón, mejor no quedo contigo.- responde la chica guiñando un ojo.
-Tengo una idea mejor. Si quieres que te de tiempo, tendremos que darnos prisa, ¿no?
-¿Qué insinúas?
-Que quien llegue el último es un huevo podrido- dice el chico empezando a correr.
Lidia sonríe, este chico no tiene remedio. Corre tras él y consigue alcanzarlo. Sin embargo, el chico acelera y llega primero al portal, donde espera con los brazos abiertos a su amiga. La chica llega y ambos se unen en un caluroso abrazo. Se despiden con dos besos en la mejilla y quedan en ese mismo lugar en media hora.

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