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martes, 16 de abril de 2013

Capítulo 35


Julia entra en la sala de espera del hospital y se dirige al mostrador, donde una recepcionista habla por teléfono. La llamada no parece muy importante, así que la chica empieza a hablar:
-Perdona, he venido a ver a un amigo…
La recepcionista le hace una seña con la mano para que deje de hablar. A continuación, cuelga el teléfono y se dirige a ella con cara de pocos amigos:
-¿Qué decías?- es lo único que dice.
-Que he venido a ver a un amigo… Se llama Marcos.
-Marcos… ¿qué más? ¿Cómo es su apellido?
¿Y ahora qué? Ni siquiera se sabe el apellido del chico. En su Tuenti no lo tiene y no ha oído a nadie llamarle por su apellido. ¡Qué vergüenza! Tendrá que decirle a la recepcionista que no lo sabe:
-Eh… no me sé su apellido.
-Pues entonces me temo que no puedo ayudarte.
Julia piensa, necesita averiguar en qué habitación está su compañero, pero esa mujer es muy desagradable. Por fin, se le ocurre algo:
-Le han ingresado esta tarde, ¿eso sirve?
-Ya le he dicho que no puedo ayudarla.-dice la mujer y, sin que Julia pueda responder, grita.- ¡SIGUIENTE!
La chica se da por vencida. ¡Qué bordes son algunas personas! Pero, si ha ido hasta allí, es para ver a Marcos. Saca su móvil del bolsillo del pantalón y marca su número. Un bip, dos, tres, cuatro y así hasta que la llamada se corta. ¿Por qué no se lo coge? Volverá a intentarlo. Nada, el resultado es el mismo. Está a punto de intentarlo por tercera vez cuando oye una voz a sus espaldas:
-¡Julia! ¡Cuánto has tardado! Pensé que ya no venías.
La chica se gira y observa a Sergio, que lucha por sonreír. Lleva puesto el chándal del equipo en el que juega y la bolsa de deporte colgada a la espalda. Sea lo que sea lo que haya pasado, le ha pillado desprevenido, pues ni siquiera se ha cambiado de ropa. La verdad es que tiene la cara roja e hinchada, como si hubiese estado llorando. ¿Tan grave es la situación? Por otra parte, tiene razón, ha tardado muchísimo en llegar al hospital. Intenta disculparse:
-Lo siento, es que he perdido el autobús y he tenido que venir andando. Pero, ¿qué es lo que ha pasado? Me tienes demasiado intrigada.
Sergio se aclara la garganta. No quiere que se le note demasiado la preocupación que siente por su amigo. Finalmente, comienza:
-Estábamos entrenando, hoy tocaba físico. A Marcos se le veía cansado, pero el entrenador quería que siguiese corriendo. Quedaban diez minutos de entrenamiento cuando se ha parado en seco. Estaba respirando por la boca, ha puesto su mano en el costado y, de repente, se ha desplomado sobre el suelo. He ido a ver qué le pasaba, y he descubierto que estaba inconsciente. He llamado a una ambulancia y he venido con él. Cuando por fin se ha despertado, lo único que ha dicho es que necesitaba verte, que quería hablar contigo.- al chico se le ha quebrado la voz más de una vez cuando hablaba. Marcos es su mejor amigo, no podría soportar que le pasase algo.
Julia no puede creer lo que su amigo acaba de contarle. ¿Tan mal lo ha pasado Marcos? ¿Por qué estaba tan débil durante el entrenamiento? Miles de interrogantes acuden a su cabeza. Pero hay uno que sobresale por encima del resto: ¿por qué quiere hablar con ella? Lo mejor será ir a verle cuanto antes.
-¿Cu… cuál es su habitación?-pregunta indecisa.
-Está en la 321, pero los médicos acaban de entrar para hacerle un reconocimiento médico. Quieren saber qué es exactamente lo que le ha pasado. Me han dicho que tardarán una media hora.
-¿Media hora?- Julia piensa, sus padres no llegarán a casa hasta las nueve, y a su hermana puede decirla que estaba con Lydia y Manu. No hay problema.-Vale, me quedaré aquí hasta que salgan los médicos.
-Yo puedo hacerte compañía hasta las siete y media, luego tengo que irme.-dice Sergio sintiéndose culpable por no poder acompañarla.
-No pasa nada, son las siete y cuarto. Solo estaré un cuarto de hora sola.
Sergio sonríe, todavía no sabe por qué su amigo quiere hablar con ella. Ayer ni siquiera era capaz de hablar bien de Julia, y hoy dice que necesita hablar con ella. Definitivamente, su amigo es muy raro. Al menos, espera que las cosas entre ellos se arreglen. No le gusta que estén enfadados por una tontería. Piensa si deben sentarse a esperar, pero supone que se le hará demasiado pesado. Así que se le ocurre algo:
-Oye, ¿vamos a la cafetería un rato? El entrenamiento ha sido duro y no he comido nada desde las tres.
-¿No deberíamos quedarnos aquí por si salen los médicos?
-Tranquila, acaban de empezar con él. Podemos estar en la cafetería hasta las siete y media.
Julia duda un instante, pero finalmente acepta. De todas formas, no hay nada mejor que hacer. Ambos caminan por el pasillo hasta llegar al ascensor que les lleva al piso de abajo. Las puertas se abren y ambos entran en una cafetería bastante acogedora. La barra está llena de bollos y dulces de exposición, y el resto de la estancia, la ocupan mesas y sillas de cafetería. Desde la barra, un joven camarero les saluda. Julia se sienta en una de las mesas y Sergio se dirige a pedir. Al rato, el chico regresa con dos batidos de chocolate:
-¿Y esto?- dice la chica sorprendida.
-Te invito. Ya que has venido hasta aquí, algún premio tendrás que tener, ¿no?
Julia sonríe. La verdad es que se muere de sed, pero le da vergüenza aceptar dinero de otras personas. Sergio es un cielo, y últimamente está muy atento con ella. ¿Significará eso que tiene alguna oportunidad con él? Por un momento se le ha pasado por la cabeza la idea de empezar una relación con el chico de sus sueños, pero será mejor no hacerse ilusiones. Un chico como él jamás se fijaría en alguien como ella. Sí, eso es, Sergio solo pretende ser amable con ella. Los dos chicos charlan durante un cuarto de hora, hasta que ambos se terminan los batidos y Sergio tiene que marcharse. Julia camina hasta la planta superior y se sienta en la sala de espera, donde deberá permanecer un cuarto de hora. Buff… Un cuarto de hora sola, sin nadie con quien hablar. Va a ser demasiado duro. Bueno, al menos, nunca está sola del todo, le queda su amiga la música. Saca su móvil, abre la carpeta de música, se pone los auriculares y pulsa el play. Hoy nada de pop, hoy lo que necesita es una buena dosis de rap. Nach rebota en sus oídos al ritmo de “el amor viene y va”. Sin amor no hay futuro, dice la canción. ¿Estará ella enamorada de Sergio? Antes pensaba que sí, pero las circunstancias de los últimos días, la han hecho dudar. La verdad es que piensa más en un desconocido que en él. Porque lo cierto es que Marcos es un desconocido para ella. Sin embargo, ha caminado hasta allí solo para verle. Si hubiese sido otra persona, seguro que no lo habría hecho. Julia mira el reloj, son las ocho menos diez. Los médicos ya deben de haber terminado. Se levanta y camina por un blanco pasillo hasta llegar a una puerta que tiene escrito el número 321 en letras negras en la parte superior. Ha llegado la hora de saber qué le ha pasado a su amigo. Dos suaves toques en la puerta para avisar de que quiere entrar.
-¿Se puede?
-Sí, pasa.- responde la voz del chico.
Julia abre la puerta y se queda boquiabierta con la imagen que tiene delante. Marcos está tumbado en una cama y tiene una herida en la frente que no para de sangrarle, probablemente del golpe que se dio al desmayarse. Su torso permanece desnudo, dejando al descubierto varios moratones. Uno de ellos le llama especialmente la atención, está amarillo y le recorro todo el costado. La verdad es que tiene muy mala pinta. Tras cinco minutos de silencio, el chico por fin se dispone a hablar:
-Cierra la puerta y siéntate a mi lado, por favor.
Julia obedece, cierra la puerta y coloca una silla al lado de la cama, para poder hablar tranquila con él:
-¿Qué… qué te ha pasado?- consigue decir la chica, todavía impresionada por la imagen que tiene delante.
Marcos sonríe, le gusta esa chica:
-Verás…

2 comentarios:

  1. tuuuuuu, necesito el 36 ya, lo necesito más que el aire para respirar, asique ya sabes, GO GO GO GO, CAMON WRITE THE NEXT PERFECT CAPTULO jajaja ole mi ingles xD

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  2. Ahí lo tienes :)
    Lo siento por tardar en subirlo, es que estaba de examenes.
    Y muchas gracias por lo de perfecto :)

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