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sábado, 15 de junio de 2013

Capítulo 37

A eso de las ocho, Manu y Lydia continúan en casa de la chica. Acababan de salir de la urbanización, cuando empezó a llover. Al principio, pensaron que solo era una nube, y continuaron caminando bajo la lluvia. Pero, al cabo de un rato, comenzó a llover con más intensidad y tuvieron que meterse en el portal de la chica. Lydia le invitó a subir a su casa, pues temía que Carlos bajase en cualquier momento y les viese juntos. La verdad es que no sabe por qué ha mentido a su amigo, pero algo le impedía decirle la verdad. Pensó que, quizá, Carlos se pondría celoso o se enfadaría. Sin embargo, ahora esa idea le parece ridícula, pues Manu es su mejor amigo y Carlos no siente nada por ella. Sinceramente, piensa que nunca encontrará al chico adecuado. Primero, su mejor amigo; y ahora, un chico que acaba de conocer. ¿Cuándo aprenderá su corazón? Pero ahora, ese no es el tema más importante de su vida. Manu le ha contado la conversación que ha tenido con Julia, y la chica no encuentra motivos para enfadarse con su mejor amiga. Piensa que lo mejor será dejar el asunto como una anécdota y que las cosas sigan como siempre. Sí, está decidido. Mañana, le dará un gran abrazo a su amiga y le pedirá perdón por actuar de esa forma. Pero, ¿y si su amiga no quiere perdonarla? Joder, que difícil es todo esto. Es su mejor amiga, entenderá que ha actuado sin pensar, ¿no?
-Por cierto,-la voz de su amigo la interrumpe.- antes de venir a tu casa, han llamado a Julia por teléfono. Estaba preocupada y me ha dicho que tenía que ir al hospital, pero no ha querido explicarme qué es lo que pasaba.
-¿Qué? ¿Y no la has acompañado?- Lydia no se puede creer lo que acaba de escuchar.
-Es que… pensé que lo tuyo era más importante.
-Pero, ¿te estás escuchando? Lo mío es una puta gillipollez comparado con algo relacionado con el hospital. ¿Y si era algo grave?-a Lydia le empiezan a brillar los ojos.- ¿Qué hora es?
-¿Qué?-responde Manu aturdido.
-¿Que qué hora es? ¿Es que ahora estás sordo o qué cojones te pasa?
El chico saca el móvil y mira la hora:
-Son las ocho y diez.
-¿Crees que seguirá en el hospital?
-No creo, todo esto ha pasado a las seis.
-Joder…-coge su chaqueta.-Venga, vámonos.
-¿A dónde?
-A buscarla. No pienso dejarla sola ahora. ¡Venga, vamos!
-¿Y si la llamamos antes para ver si sigue allí?
Lydia piensa un momento, quiere darla una sorpresa, pero lo de llamarla para saber dónde está no es mala idea, de modo que accede. Manu coge su móvil y llama a Julia. Tras tres intentos fallidos, por fin la chica coge el teléfono. Charlan durante dos minutos y finalmente, Manu cuelga el teléfono.
-¿Y bien...?
-Es Marcos el que está ingresado en el hospital.
-¿Marcos? Si están enfadados.
-Me ha dicho que hasta las ocho y media no se irá a casa.
-Perfecto, entonces vamos al hospital y la esperamos a la salida.
Manu titubea. Es Marcos el que está ingresado en el hospital. El mismo que le pegó una paliza y le dejó el cuerpo lleno de moratones. No le hace mucha gracia tener que ir a verle. Fue el primer día de clase y ya le agredió físicamente. Quién sabe qué pasará la próxima vez que le vea. Está claro que no va a ir a verle. Vaya, hoy es el día de buscar excusas. Finalmente, dice:
-Yo… yo no puedo ir. Tengo que estar a las ocho y media en casa.
Lydia está al borde de la desesperación. No entiende la actitud de su amigo.
-¿Pero qué es lo que te pasa? Primero la dejas ir sola al hospital y ahora no quieres acompañarme. No te entiendo.
-Lo… lo siento.-y, tras decir esas dos palabras, Manu recoge sus cosas y se marcha de la casa.
Lydia se queda sola en su habitación. Son las ocho y cuarto y no tiene a nadie que la lleve al hospital. No llega antes de las ocho y media ni de coña. Piensa un poco y decide que lo mejor será ir a la casa de Julia y esperarla allí hasta que llegue. Cierra la puerta de su casa y sale a la calle. Buff, hace más frío que esa tarde. Se nota que el otoño está al llegar. Recorre el camino hasta la casa de su amiga en tiempo récord. Así, al menos ha conseguido entrar en calor. Llega al portal de su amiga y llama al telefonillo.
-¿Si?- Es Valentina la que habla.
-Hola, Valen. Soy Lydia, ¿puedo subir a esperar a tu hermana?
-Claro.-responde la chica.
Lydia sube las escaleras y llama al timbre. Valen abre la puerta. Está en pijama y tiene la cara roja. Parece que ha estado llorando, pues se le ha corrido todo el maquillaje. Al verla, Lydia piensa que tiene algo que ver con el hospital.
-¿Qué ha pasado?-pregunta alarmada.
-Nada…-responde Valentina algo tímida.- Problemas de pareja. Pero no quiero hablar de ello. Estaré en mi habitación, por si quieres algo.
Valentina se marcha y Lydia no dice nada más. Joder, ¡qué oportuna! Entra en el salón, se sienta en el sofá y espera tranquilamente a que llegue su amiga.

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