Mientras tanto, en casa
de Manu.
Los dos chicos han pasado abrazados la mayor parte de la tarde, hasta que han decidido jugar a la play para desconectar un poco del mundo. Han conectado los micrófonos y se han puesto a jugar al Sing Star. La combinación perfecta, música y diversión. La verdad es que se les da bastante bien, han conseguido puntuaciones muy altas en la mayoría de los duetos, y lo más importante, están disfrutando de la tarde. Cuando quieren darse cuenta, ya son las cinco y media. Manu sigue con el uniforme del colegio, así que tendrá que darse prisa si no quiere llegar tarde. Entran en la habitación del chico y comienzan a elegir la ropa. Manu se preocupa mucho por su estilo y tiene muy buen gusto, así que tarda un buen rato en elegir qué quiere ponerse. Cuando ya está decidido, Lidia se dispone a dejarlo solo:
-Bueno, yo te espero en el salón.
-Tranquila, puedes quedarte si quieres. Somos como hermanos, no pasa nada.
-Da igual, me voy y te dejo solo.
-Que no, de verdad. Quédate, que hay confianza.
Al final, la chica cede y se queda en la habitación del chico. Manu se quita el jersey y el polo del uniforme dejando al descubierto su torso desnudo. Lidia no puede evitar mirarle y horrorizarse al ver los numerosos moratones que pueblan su cuerpo.
-Manu, ¿de verdad que estás bien? Eso no tiene muy buena pinta.
-Que sí, tonta. Que yo no siento dolor.- dice el chico con una triste sonrisa.
-Bueno, déjame al menos que te cure esa herida, tiene un poco de sangre y se te podría infectar.
-Vale, mamá. Te preocupas demasiado por mí.
-Que va, solo es que te quiero como a un hermano, ¿sabes?
La chica sale de la habitación y regresa con una caja llena de gasas y un bote de Betadine. Se sitúa al lado del chico y comienza a curarle las heridas. Es un momento muy romántico, o esa es su opinión. El chico se queja de vez en cuando, pero sonríe al instante. Le encanta que su amiga sea tan cuidadosa con él. Lidia por fin termina y se sienta en la cama. Manu se pone la camiseta y se dispone a quitarse los pantalones. La chica se pone nerviosa, es un momento muy incómodo para ella, el chico del que está enamorada está frente a ella, semidesnudo. Nunca había visto así a su amigo, le sudan las manos y comienza a temblar. Los pantalones caen al suelo. Sus piernas tienen algún que otro moratón y sus bóxers blancos realzan el moreno de su piel. Lidia intenta mirar para otro lado, pero su actitud pasa desapercibida para Manu. El chico termina de vestirse y mira a su amiga, que está escribiendo algo en el móvil.
-¿Qué haces?
Lidia levanta la cabeza. En realidad no está haciendo nada, simplemente había sacado el móvil para disimular un poco.
-Nada importante. Bueno, ¿nos vamos?
-Claro. Espera que me peino, cojo las llaves y salimos.
-Vale. Mientras, voy recogiendo la play.
-No hace falta, ya la recojo luego. Tú vente, que no me gusta dejarte sola.
-Bueno, vale.- dice la chica con una sonrisa.
Los dos amigos entran en el baño y se miran al espejo. El chico saca un peine y comienza a peinarse. Raya a un lado, como siempre y flequillo liso.
-¿Puedo experimentar contigo un momento?-pregunta Lidia.
-Uy, miedo me das. Pero has sido muy buena conmigo, hoy te dejo hacer lo que quieras.
-Genial. ¿Y si te pongo el pelo para arriba? Estoy segura de que estarías guapísimo.
-Yo ya soy guapo.- responde el chico con una sonrisa burlona.
-Eso no se duda, pero estarías aún más guapo.
-Venga, vale. Pero si no me gusta, me lo quito ¿eh?
-Tranquilo, te encantará.
Diez minutos después, Lidia acaba con su experimento. El chico se mira al espejo y sonríe, la verdad es que le ha dejado muy bien el pelo. Se gira y, sin que la chica se lo espere, le da un dulce beso en la mejilla.
-Anda, vámonos tonto. Que al final llegamos tarde.
Los dos amigos recogen las cosas y salen a la calle.
Los dos chicos han pasado abrazados la mayor parte de la tarde, hasta que han decidido jugar a la play para desconectar un poco del mundo. Han conectado los micrófonos y se han puesto a jugar al Sing Star. La combinación perfecta, música y diversión. La verdad es que se les da bastante bien, han conseguido puntuaciones muy altas en la mayoría de los duetos, y lo más importante, están disfrutando de la tarde. Cuando quieren darse cuenta, ya son las cinco y media. Manu sigue con el uniforme del colegio, así que tendrá que darse prisa si no quiere llegar tarde. Entran en la habitación del chico y comienzan a elegir la ropa. Manu se preocupa mucho por su estilo y tiene muy buen gusto, así que tarda un buen rato en elegir qué quiere ponerse. Cuando ya está decidido, Lidia se dispone a dejarlo solo:
-Bueno, yo te espero en el salón.
-Tranquila, puedes quedarte si quieres. Somos como hermanos, no pasa nada.
-Da igual, me voy y te dejo solo.
-Que no, de verdad. Quédate, que hay confianza.
Al final, la chica cede y se queda en la habitación del chico. Manu se quita el jersey y el polo del uniforme dejando al descubierto su torso desnudo. Lidia no puede evitar mirarle y horrorizarse al ver los numerosos moratones que pueblan su cuerpo.
-Manu, ¿de verdad que estás bien? Eso no tiene muy buena pinta.
-Que sí, tonta. Que yo no siento dolor.- dice el chico con una triste sonrisa.
-Bueno, déjame al menos que te cure esa herida, tiene un poco de sangre y se te podría infectar.
-Vale, mamá. Te preocupas demasiado por mí.
-Que va, solo es que te quiero como a un hermano, ¿sabes?
La chica sale de la habitación y regresa con una caja llena de gasas y un bote de Betadine. Se sitúa al lado del chico y comienza a curarle las heridas. Es un momento muy romántico, o esa es su opinión. El chico se queja de vez en cuando, pero sonríe al instante. Le encanta que su amiga sea tan cuidadosa con él. Lidia por fin termina y se sienta en la cama. Manu se pone la camiseta y se dispone a quitarse los pantalones. La chica se pone nerviosa, es un momento muy incómodo para ella, el chico del que está enamorada está frente a ella, semidesnudo. Nunca había visto así a su amigo, le sudan las manos y comienza a temblar. Los pantalones caen al suelo. Sus piernas tienen algún que otro moratón y sus bóxers blancos realzan el moreno de su piel. Lidia intenta mirar para otro lado, pero su actitud pasa desapercibida para Manu. El chico termina de vestirse y mira a su amiga, que está escribiendo algo en el móvil.
-¿Qué haces?
Lidia levanta la cabeza. En realidad no está haciendo nada, simplemente había sacado el móvil para disimular un poco.
-Nada importante. Bueno, ¿nos vamos?
-Claro. Espera que me peino, cojo las llaves y salimos.
-Vale. Mientras, voy recogiendo la play.
-No hace falta, ya la recojo luego. Tú vente, que no me gusta dejarte sola.
-Bueno, vale.- dice la chica con una sonrisa.
Los dos amigos entran en el baño y se miran al espejo. El chico saca un peine y comienza a peinarse. Raya a un lado, como siempre y flequillo liso.
-¿Puedo experimentar contigo un momento?-pregunta Lidia.
-Uy, miedo me das. Pero has sido muy buena conmigo, hoy te dejo hacer lo que quieras.
-Genial. ¿Y si te pongo el pelo para arriba? Estoy segura de que estarías guapísimo.
-Yo ya soy guapo.- responde el chico con una sonrisa burlona.
-Eso no se duda, pero estarías aún más guapo.
-Venga, vale. Pero si no me gusta, me lo quito ¿eh?
-Tranquilo, te encantará.
Diez minutos después, Lidia acaba con su experimento. El chico se mira al espejo y sonríe, la verdad es que le ha dejado muy bien el pelo. Se gira y, sin que la chica se lo espere, le da un dulce beso en la mejilla.
-Anda, vámonos tonto. Que al final llegamos tarde.
Los dos amigos recogen las cosas y salen a la calle.
creo que me encanta mas la historia de Manu & Lidia ^_^
ResponderEliminarEs bonita, verdad? :)
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